La economía moderna mundial se mueve con base en la innovación y la competencia. Las principales potencias económicas actualmente le han apostado, casi por completo, a la innovación y, como consecuencia de ello, a la Propiedad Intelectual.
La imperante necesidad de los países por mejorar sus economías e impulsar a las empresas ha generado un incremento nunca antes visto en la creación de servicios y productos “únicos” protegidos mediante el registro de marcas y el otorgamiento de derechos de patentes.
Actualmente, estos países encabezan, junto con otros cuantos más, los principales centros de innovación y desarrollo en el mundo.
Algo que se refleja en el PIB per cápita, la calidad de vida de sus habitantes, reducción de la pobreza y, en la mayoría de los casos, en reducción importante de la desigualdad social, como en el caso de China.
De hecho, Francis Gurry, director mundial de la OMPI reconoce en el gigante asiático chino como la actual potencia mundial en PI. Pues “en tan solo unos decenios, China ha construido un sistema de PI, ha alentado la innovación local, se ha incorporado a las filas de los líderes en PI y ahora está a la cabeza del aumento a escala mundial de presentación de solicitudes de PI” (WIPO, 2018). Este esfuerzo, junto con otros más, ha logrado reducir la pobreza del 97.8% al 36.3% entre 1981 y 2005.
México, sin embargo, continúa con un muy amplio rezago en materia de innovación y competencia en comparación con estos países.
La apuesta por la Propiedad Intelectual en nuestro país no ha sido ni una política pública ni económica a pesar de contar con importantes y grandes avances en materia legislativa.
Hablemos de algunas estadísticas de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual: En el tema de marcas en México, en el 2015 se solicitó el registro de 121 mil 244 marcas; en 2016, 126 mil 193 y en 2017 fueron 132 mil 198 solicitudes registradas.
Como se puede observar, la cantidad total de marcas cuyo registro se solicitó, entre residentes y no residentes ha ido en claro aumento. Sin embargo, en comparación con EUA y China, estamos a años luz.
El primero solicitó el registro, en 2015, de un total de 1 millón 677 mil 570 marcas, mientras que los segundos realizaron 3 millones 100 mil 312 solicitudes de marcas. Para el 2017 se hicieron 1 millón 650 mil 723 y 6 millones 381 mil 512 solicitudes respectivamente.
Esto quiere decir que en EUA se solicitaron registros de marca cerca de 12.5 veces más marcas que en México y en China fueron casi 48.3 veces más en comparación con México.
Ustedes podrán pensar que estoy comparando con verdaderos monstruos económicos y con una población muchísimo mayor a la de México.
Sin embargo, en 2017, Alemania, con una población de 82.7 millones de habitantes, solicitó el registro de 2 millones 385 mil 482 marcas; Corea del Sur, con 51.47 millones de habitantes en el mismo año hizo lo propio con 296 mil 572, y España, con 46.57 millones de habitantes, se solicitaron 723 mil 639. Entendamos que son países con menor población y tamaño que México, pero económicamente más robustas.
En materia de innovación y desarrollo tecnológico los datos no son menos alentadores pues durante el 2017 China realizó 1 millón 306 mil 019 de solicitudes de patente; EUA 524 mil 835; Alemania, 176 mil 236; Corea del Sur 226 mil 568 patentes; España solicitó 10 mil 788 y México hizo solamente 2 mil 522 derechos de patente.
Esto refleja que nuestro país no le ha apostado a una economía de innovación y desarrollo, comenzando por políticas educativas de calidad y con mayor acceso, tampoco le ha apostado a fomentar más empresas y mejor preparadas para la competencia.
Como tampoco le ha apostado a la Propiedad Intelectual como una forma de proyectar a las empresas a nivel nacional pero, en especial, a nivel internacional.
Comencemos por observar la cantidad de marcas extranjeras que existen bien posicionadas en nuestro país y cuántas marcas mexicanas hay bien posicionadas a nivel internacional.
Sin embargo, el que las políticas gubernamentales no promuevan ampliamente una apuesta por la PI no significa que sea su culpa por completo.
Muchísimas de las empresas nacionales, ya sean MIPyMEs o grandes empresas, creen que los registros de marca son sólo trámites por hacer, temas sin importancia que pueden quedar para después, que pueden ser manejados por “gestores” o, peor aún, que simplemente no lo necesitan por ser un “gasto” innecesario.
Sin embargo, dado el resultado, se explica el por qué nuestra industria, comercio, servicios y desarrollo tecnológico, siguen muy por debajo de esos mismos sectores en países como EUA, China, Corea del Sur, Alemania o España.
No puedo imaginar marcas como Huawei, Apple, LG, Ford, VolksWagen, Honda, todas las farmacéuticas, Samsung, productoras de cine, Netflix, etc., pensando que la protección legal de patentes y marcas no son importantes.
Mientras que en nuestro país se continúe minimizando la importancia de la Propiedad Intelectual, de la innovación, profesionalización y del valor del ingenio y creación intelectual, seguiremos estando en el mismo lugar donde nos encontramos en materia económica, educativa, social y política. Pues, aunque la PI no es un elemento central, sí puede significar detonar muchos aspectos sociales y económicos. Solo observen a los gigantes asiáticos que en las últimas décadas han transformado positivamente su forma de vida.